Como acontecimiento complejo y polifacético en la historia del siglo XX, la Shoá ha quedado como marca indeleble en la subjetividad de los directamente involucrados así como en la de sus descendientes.
Sin embargo, no es algo que atañe exclusivamente a los judíos, sino a la especie humana en su conjunto, ya que ha devenido paradigma de la violencia extrema ejercida por un ser humano sobre otro, que sigue impregnando, actualmente, desde otras expresiones, el entramado social.
Como paradigma, inaugura un modo cualitativamente diferente de violencia extrema, sin precedentes, que permite a su vez abordar otras experiencias límites, otros crímenes contra la humanidad, de una actualidad flagrante.
La Shoá nos interpela a reflexionar e investigar sobre el impacto de lo traumático en catástrofes sociales de violencia extrema, así como sus. efectos en las generaciones actuales.
La magnitud del horror sufrido produjo un corte en los procesos de memorización, silencio necesario, refugio para lo intolerable. El nazismo, nos dice Daniel Gil, intentó “destruir el orden humano, su memoria, la muerte misma, como estructura simbólica que permite la memoria”, lo que acarreó una pérdida de memoria de la humanidad. Creemos que llevarlo al plano de lo comunicable, así como el intentar la búsqueda de significado, posibilita un efecto metabolizador que ayuda a evitar el olvido y la repetición, permitiendo así una mayor comprensión de otros procesos de “catástrofe social” que generan “traumas acumulativos”. Teniendo en cuenta, como dice Marcelo Viñar, que en la “transmisión del testimonio mortífero, herencia de todos, cada elaboración y significación deja su resto de indescifrable, de incomprensible y excesivo”.
A partir de nuestro trabajo con sobrevivientes de la Shoah, hijos y nietos, trabajo clínico con Segunda y Tercera Generación, realización, nos parece importante abrir un espacio de reflexión en el cual poder compartir e intercambiar algunas ideas e interrogantes que nos fueron surgiendo a lo largo de nuestra tarea.
Pensar sobre la Shoá nos trae la posibilidad de trabajar su especificidad, así como vincularlo a otras situaciones de violencia extrema por el Terror de Estado.
Detenernos en este tema es ubicarlo como un acontecimiento emblemático de lo que han sido y siguen siendo estos episodios que han conmovido a la humanidad.
Este espacio de reflexión es un intento de aproximarnos a un territorio difícilmente transitable, tal como nos plantea Elie Wiessel cuando dice: “los que estuvimos allá nunca vamos a poder salir de allá, los que no estuvieron, nunca van a poder entrar”. Intentarlo es el desafío que les proponemos. Desafío de intentar pensar sobre lo impensable y darle un lugar en la memoria colectiva de este siglo.